El cuidado nos une, eso quedó de manifiesto el pasado lunes 14 de abril cuando se llevó a cabo el conversatorio “Cuidar a quienes cuidan”, que abordó el proyecto de ley que reconoce este derecho y crea el Sistema Nacional de Apoyos y Cuidados.
La cita fue moderada por la senadora universitaria Maite Henríquez Pizarro y contó con las exposiciones de la diputada por la Región de Valparaíso, María Francisca Bello Campos; la seremi de Desarrollo Social y Familia, Claudia Espinoza Carramiñana; y la coordinadora del Observatorio Psicosocial en situaciones de emergencia (OPSE) y académica de la Universidad de Playa Ancha, Marlen Figueroa Varela.
La académica de la carrera de Psicología de la UPLA dio cuenta de las aristas del cuidado, considerando distintas dimensiones, incluso la biológica, que define a los seres humanos como muy dependientes de otros y de las interacciones que tienen con el entorno.

Desde esa perspectiva planteó que los cuidados son fundamentales para el bienestar individual, la reproducción social y la sostenibilidad del sistema económico. Sin embargo, dijo, y pese a su importancia ha sido constantemente invisibilizado, puesto que está relegado al ámbito privado como una obligación social y de género, que recae principalmente en las mujeres.
La especialista compartió cifras del Senadis de 2019, en que unas de las principales razones por las que niñas, adolescentes y mujeres chilenas, desde los 15 años en adelante, no participan del mundo del trabajo o la educación, es por el trabajo doméstico o por estar a cargo del cuidado de otra persona.
“Sabemos que el sistema de cuidado se constituye, principalmente, de manera informal, es decir, no es remunerado, y que quienes cuidan no han sido formadas ni entrenadas. Eso es relevante porque el no contar con apoyos impacta en el bienestar de las personas cuidadoras. Este rol habitualmente es desempeñado por algún familiar, representando un 94%, y de ese porcentaje el 80% son mujeres”, ejemplificó la coordinadora del OPSE de la UPLA.
Para complementar, que el 67% de las cuidadoras de personas con discapacidad en Chile, según el Sistema Nacional de Apoyos y Cuidados, presenta una percepción de sobrecarga intensa, que se traduce en altos niveles de estrés, tensión emocional y física, hipertensión arterial, colesterol alto, gastritis, ansiedad, agotamiento emocional, síndrome de Burnout (estrés asociado al ámbito laboral), entre otros.